Paseo, Fuegos y Helado

Año tras año miles de donostiarras no pueden estar equivocados

Paseo, Fuegos y Helado

Es que se pasea tan bien…

Una señora mayor a otra mientras paseaban por el entonces recién peatonalizado Boulevard allá por 1999.

San Sebastián tiene una larga tradición turística, pero hasta 1862 era una ciudad fortificada y principalmente un pueblo de pescadores.

La afección cutánea de Isabel II y la prescripción facultativa de tomar los entonces tan en auge baños de ola, hicieron que la Reina eligiera la capital guipuzcoana como destino turístico, convirtiendo la obligación médica en costumbre veraniega que se repetiría durante años.

A partir de entonces la ciudad empezó a tener cierto renombre, se construyó el Gran Casino (hoy Casa Consistorial) y a finales del XIX y en las primeras dos décadas del XX, la ciudad vivió su particular Belle Époque con las citas y reuniones veraniegas de la aristocracia europea.

El paseo

Mucho tiempo ha pasado desde entonces, pero aquella decisión condicionó de modo significativo el futuro turístico de la ciudad. Así, en vez de un edificio de aduanas se erigió un casino con cierto aire monegasco y en lugar de un gran puerto mercante en la bahía, hoy día disfrutamos del Paseo de la Concha, paseódromo por excelencia.

São Sebastião do Rio de Janeiro, más conocido como Río de Janeiro, ciudad también presidida por un Cristo Redentor y famosa entre otras maravillas por su carnaval, tiene un sambódromo, San Sebastián tiene su campo de paseo, donde a diario van, vienen, corren y por supuesto, pasean miles de personas. Su barandilla es casi un logo de la ciudad.

Los fuegos

San Sebastián acoge turistas prácticamente durante todo el año, pero es durante el verano cuando la ciudad vive su apogeo y en Semana Grande su punto de ebullición. Durante esa semana, cada noche miles de personas se dan cita para asistir al Concurso Internacional de Fuegos Artificiales, el evento más significativo de las fiestas. En los programas de fiestas de otras ciudades hay fuegos, los de San Sebastián son los fuegos.

Todo donostiarra conoce los nombres de las grandes pirotecnias, tiene opinión sobre cuáles han sido los mejores y del mismo modo que en Argentina hay 40 millones de doctores en fútbol, podríamos decir que en San Sebastián hay 185.506 catedráticos en fuegos artificiales (según datos de 2010). Balcones repletos de familias, txalupas, el Ciudad de San Sebastián, el puerto, el Boulevard, las laderas de Urgull, Igeldo, las playas de Ondarreta y La Concha, por supuesto su paseo, cualquier lugar es bueno para ver los fuegos, que no un lugar cualquiera.

¿Quién no recuerda sus primeras salidas nocturnas de niño a ver los fuegos? Los fuegos y…

El helado

Inmediatamente después de los tres cohetes con que finaliza cada colección, y mientras va opinando sobre el espectáculo de la noche, una avalancha humana se dirige a por El Helado, cumpliendo rigurosamente con la liturgia.

El helado es Derecho Fundamental Donostiarra. Para abastecer adecuadamente esta demanda y no hacer esperar en exceso al donostiarra, cada año se incorpora alguna nueva heladería a la Milla de Oro del Helado, alrededor de cuyo eje, que va del puerto al Kursaal, podemos encontrar una gran oferta heladera.

Las fiestas sobrevivieron décadas sin toros, tampoco la Salve y su festejos paralelos son lo que eran, pero superando épocas, sigue imperturbable y si cabe con más ímpetu que nunca, la Santísima Trinidad del donostiarrismo.


Esta entrada fue publicada un 27 de julio de 2011 para la entonces web de The Glutton Club.